lunes, 9 de septiembre de 2013

Lunarïe III

-Y bueno...- Miss Lunarïe giró su daga, haciendo que brillara, letal, con la luz de la eterna luna del Reino de la Noche.- ¿Y qué hace una chica como tú en un laberinto oscuro como este?
El tono curioso de MissLu la delataba, parecía que no le gustaba no poseer toda la información posible... Las lunarïes son así, puede que miles de misterios rodeen a su persona, pero no toleran que los demás tengan misterios para ellas:
-Salí a pasear y... Me perdí...
Puck ahogó una risa, le miré con el ceño fruncido:
-Oh bella dama, no se enfade... Sólo que perderse en este laberinto de juguete... ¡Por las barbas de Oberón! ¡He visto laberintos mejores que este!
-¿Oberón?- aquel nombre masculino me sonaba de algo... Quizás de algún libro de los muchos que había leído. Tenía la impresión de que estaba relacionado también con Titania, la fría Titania.
-Es el esposo de Titania, y rey de Blackblows, la ciudad de los duendes, se encuentra junto a Lunarïe- MissLu clavó sus ojos negros en Puck mientras giraba la daga con la mano, parecía enojada, como si hablar de Blackblows le suponiera un esfuerzo demasiado grande y molesto.
-¡¿La ciudad de los duendes?! ¡Blackblows es algo más de eso hadita de la luna!
La lunarïe se giró hacia él amenazadoramente.
-¡Que no me llames hadita!
El duende saltó ágilmente hacia un lado, esquivando a la lunarïe y se perdió entre los árboles riendo y gritando:
-¡Es el reino de la diversión y el vino! ¡LAS FIESTAS SON GRANDES EN BLACKBLOWS HADITA!
La risa de Puck se fue haciendo cada vez más y más lejana, hasta desaparecer del todo. Las dos chicas se quedaron solas en el claro, escuchando a las pixis chillar:
-Yo lo mato- murmuró Miss Lunarïe, mirando los árboles entre los que Puck había desaparecido. Disimulé una sonrisa y, no sé por qué, pensé en aquella frase que decían sus amigos cuando ella era pequeña: "Los que se pelean se desean..."
La lunarïe me miró:
-Vamos a palacio... Te estarán esperando.
Asentí y me incorporé, pero al intentar ponerme derecha, un pinchazo sacudió mi costado y me llevé la mano al golpe en la costilla, con un gemido de dolor. Miss Lunarïe giró por última vez su daga y la metió en el cinto, se acercó a mí:
-¿Estás bien Aqua?

Inspiré hondo e intenté de nuevo incorporarme, despacio, conseguí ponerme derecha un poco más, hice el amago de colocarme totalemente recta, pero otro pinchazo me sacudió:
-No puedo...- murmuré.
Miss Lunarïe me cogió por la cintura:
-Rodea con el otro brazo mi cuello.
Yo obedecí y comenzamos a andar, lentamente:
-¿Te duele al andar?- me preguntó MissLu, su voz se parecía a la que ponen los doctores cuando están diagnósticando a un paciente, más bien monótoma.
-No... No mucho- era cierto, no me dolía al andar, sólo al incorporarme.
Continuamos cruzando el laberinto en silencio y, al fin, llegamos a la puerta del palacio de Nictis:
-Tendrás que seguir sola a partir de aquí Aqua, yo... No soy muy fan de Titania que digamos, ni ella de mí, así que mejor que no sepa que he estado contigo... Mejor para ti.
-Pero... ¿Por qué?
Miss Lunarïe pareció sumirse en otros recuerdos, y en su cara apareció una sonrisa pícara:
-Nunca ofrezcas a Titania bayas Fryol Cielo sobre Agua, su reacción no sería muy amigable...
En aquel momento no entendí muy bien lo que quería decirme la lunarïe, pero después, al saber lo que pasaba a la Bella Gente que comía las bayas Fryol, me reí a carcajadas. Por lo visto, aquellas bayas, tenían la propiedad de hacer confesar cosas de los que se estaba... Digamos... Muy orgulloso de haber hecho.
La lunarïe se dio la vuelta y se dirigió al bosque:
-¡Espera! ¿Volveremos a vernos alguna vez?
Miss Lunarïe se giró y me miró, enigmática:
-Quizás, si algún día quieres escapar de las altas cortes... Búscame en el bosque de Nictis.
Y, tras estas extrañas palabras, la lunarïe echó a correr y se fundió con las sombras del bosque.
Llamé a la puerta del palacio, aún confundida por las últimas palabras de Miss Lunarïe, y crucé el amplio recibidor donde se encontraban las escaleras de caracol, las cuales subí, aún con la mano en la costilla. Tenía que encontrar a Atlantia, ella me curaría.
Llegué a la primera planta, donde se encontraba mi habitación, el pasillo estaba iluminado por la luz plata que entraba por los grandes ventanales que poseía, las esquinas estaban envueltas en sombras y eso me producía inquietud, aquel reino era muy bello y elegante, pero daba escalofríos.
Oí la voz de Atlantia tras una de aquellas puertas, estaba entrabierta, me acerqué a ella e iba a llamar para poder pasar cuando dos frases pronunciadas por mi reina paralizó todo mi cuerpo:
-Sólo es una cría... Hará lo que queramos Titania...
-No lo pongo en duda Atlantia- la reina de reinas parecía pensativa.- ¿Sabe algo de nuestros planes?
-Sólo que la necesitamos para traer a más acuarïes atrapadas en cuerpos de esas estúpidas nemhiries...- un dolor agudo apareció en mi pecho, había insultado al mundo del cual yo venía... Yo también era nemhirie...
-¿Quién está dentro de su cuerpo?
-Mireia...
-¿La princesa? Ella iba a ser reina de Acuarïe tras Tritia, creí escuchar que estaba encerrada. Tritia la encerró para poder gobernar a su antojo, era dama de honor de Nelea, la madre de Mireia, siempre estuvo celosa de ella...
Sentí como algo despertaba en mi, una lágrima resbalando por mi interior... "Princesa...¿Es cierto Mireia?" El calor llenó mi cuerpo, Mireia afirmaba.
-Exacto Reina Araña... Tritia quiso gobernar y, cuando murió Nelea, encerró a Mireia en una habitación en la torre de Cantáride, tomó el trono por la fuerza y, a todo el que se le oponía, cedía a sus dragones la opción de aplicar el castigo necesario.
Aqua se estremeció; "Dragones..."
-Hubo rumores de que fue la propia Tritia quien mató a Nelea...- la voz de Titania era fría.
Mireia se estremeció en mi interior, el frío se expandió y, sin necesidad de preguntarle, supe que la acuarïe que habitaba en mi interior sabía que aquello era verdad...
-Nos traerá a esas nemhiries Titania, tú las necesitas para que Ialanthilïan vuelva a ser un país próspero y libre... Necesitas que todos los reinos estén poblados, no podemos dejar que una parte de Ialanthilïan esté en el mundo nemhirie...
La voz de Atlantia era persuasiva:
-¿Y tú? ¿Por qué me ayudas en esto?
-Te apoyo y me encantaría ver mi reino florecer de nuevo...- un temblor me sacudió y creí escuchar un susurro que decía: "Miente... Mentira..." Mireia tenía razón, yo también sentía que había algo oculto en las palabras de Atlantia.- Aqua hará lo que le pidamos, sin mí, está perdida, nunca ha pisado este mundo... Ella ha aceptado su misión... Aqua es la única que puede estar en la tierra nemhirie, sabe moverse por ella y es dócil...
Me separé de la puerta, con los ojos húmedos, me dirigí a mi habitación, cerré la puerta tras de mí y me tiré en la cama. Un pinchazo me sacudió, pero casi que no lo sentí, el dolor de la decepción y de sentirse un peón en manos de otro que lo moviera por el tablero de ajedrez era mucho mayor que el dolor físico.
Cómo podía haber sido tan idiota...
Tan confiada...
Sintió un dulce calor por todo el cuerpo y sonrió entre lágrimas; "Gracias Mireia..." De repente, abrió los ojos y miró la gran y redonda luna que coronaba aquel negro cielo sin estrellas, se acordó de las palabras de Miss Lunarïe:
<<Si quieres huir de los altos cargos... Búscame...>>
Sabía que Atlantia no quería a las demás acuarïes, que a saber de qué manera las expulsaría del cuerpo de las nemhiries, para repoblar su reino... Había algo más... Tras lo que había escuchado, había llegado a la conclusión de que la reina de las aguas no era precisamente una soberana preocupada sola y exclusivamente por su pueblo. El ansia de poder le corrompía, ¿qué quería conseguir? No lo sabía, pero estaba dispuesta a descubrirlo...
"Mireia, iremos a por las demás... No podemos dejar que Atlantia las encuentre primero..."
Creí escuchar el sonido de un riachuelo y luego, sentí como mi cuerpo se relajaba, invitándome a una noche de descanso... Lo último que escuché antes de sumergirme en el océano de los sueños fue un dulce susurro: "Gracias Aqua, ahora... Descansa..."

Continuará... 




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