jueves, 18 de abril de 2013

Lunarïe I

Totalmente impresionada me quedé, tanto, que no pude articular palabra ante aquella afirmación de Sheren:
-Sé que no pareces ser lo que eres... ¿Quién eres en realidad?- sus ojos verdes parecían querer entrar en mi interior a través de los míos y descubrir mi secreto.
Iba a abrir la boca para pronunciar la típica frase de: "No sé de lo que estás hablando", pero no pude, porque una voz femenina sonó a mi izquierda:
-No te metas donde no te llaman Sheren.
Nos volvimos a la vez, rompiendo el contacto visual y ante nosotros, del bosque surgía una alta figura de mujer con un vestido largo y con una extraña máscara:
-Atlantia...- murmuró Sheren, pude vislumbrar un tinte de odio en su voz. Por el rabillo del ojo, pude vislumbrar que el rey levantaba el mentón y entrecerraba los ojos, mirando a la reina.- Tú de nuevo, ya sabía yo que tenías que estar mezclada en este asunto.
La mujer avanzó hacia nosotros, y se colocó junto a mí, sin dejar de mirar a Sheren, el cual la seguía con la mirada, sin perderla de vista. La tensión se palpaba en el ambiente y yo me sentía un poco incómoda y, cómo no, preguntándome por qué estaban así, qué les habría ocurrido en el pasado para que compartieran aquel odio. 
Atlantia me puso una mano en el hombro y dijo:
-Lo que yo tenga que ver o dejar de ver con Aqua es asunto mío. No tuyo, gracias por cuidar de ella.- Perfecto, ahora era una cría de tres años a la que había que "cuidar", quise mirar con odio a Atlantia por aquello, pero me reprimí, de todas maneras, gracias a ella no tuve que contar mi secreto a Sheren. Sabía que si él me seguía mirando un poco más, no hubiera podido resistirme y hubiera tenido que contárselo todo.
-Ha sido un placer, además, tanto como cuidarla no, ni que fuera un bebé nemhirie...- lo miré, boquiabierta, ¿también era capaz de leer los pensamientos de los demás? Él me guiñó un ojo y yo le sonreí tímidamente, sentí la presión de la mano de Atlantia sobre mi hombro más fuerte y su voz, tensa, decir:
-Tenemos que irnos, Sheren. 
-Oh, ¿tan pronto? Tenía una habitación preparada para Aqua...
-Pues no hará falta, disculpa las molestias- lo cortó Atlantia.- Adiós, Sheren.
-Buen viaje Aqua- dijo, mirándome. Yo asentí, agradeciéndole sus palabras mudamente y después, la vista se me nubló, como si una cascada de agua cayera por mis ojos. Los cerré, pero antes, pude ver como Sheren me sonreía, despidiéndose.


Al despertar, me recibió un cielo lleno de estrellas y una luna llena bellísima, que brillaba radiante, iluminando los árboles del bosque donde me encontraba y las rosas que crecían alrededor del tronco más cercano. Me incorporé y miré a mi alrededor, junto a mí, había más árboles y flores iluminadas por la luz de la luna, sonaban los grillos y unas pequeñas luces azuladas volaban de unos árboles a otros, chillando en u idioma incomprensible. Me levanté y escuché un par de voces femeninas, una de ellas era la de Atlantia, pero, la otra, era fría y cortante como el hielo, pero a la vez, suave y moderada como la caricia traicionera de una soga antes de ahorcarte. Era extraña y, la primera vez que la escuché, me estremecí del frío que sentí.
Comencé a acercarme a las voces, siguiéndolas hasta que llegué a un claro plateado donde estaba Atlantia y una mujer tan alta y delgada como la reina del agua, la cual portaba un vestido negro que brillaba a la luz de la luna y, a su espalda, se veían unas alas blancas traslúcidas preciosas. Su piel era tan blanca como el mármol y su rostro, delicado pero a la vez con una expresión fría, casi sin sentimientos. Escuchaba concentrada lo que Atlantia le decía:
-Te la presentaré, como has ordenado, pero debes guardar el secreto de su presencia aquí... Te lo pido como un favor de reina a reina.
-Atlantia...- su voz era tan aguda como el sonido de unas campanillas.- Tranquila, esto que me has contado no saldrá de aquí, pero debes prometerme que me mantendrás informada acerca de los progresos de tu proyecto.
-Lo juro- dijo Atlantia.
Crucé los arbustos, sintiéndome un poco acongojada ante la presencia de aquella mujer tan pálida, tenía la sensación de que era una personalidad importante en Ialanthilïan. Ambas mujeres se volvieron hacia mí y Atlantia dijo:
-Cielo sobre Agua, te presento a la reina Titania, reina de Reinas y soberana de Lunarïe, el mundo en el que encuentras. 
La reina Titania se volvió hacia mí y me dijo, con una leve sonrisa:
-Bienvenida, Aqua, al reino de la eterna noche.