viernes, 1 de marzo de 2013

Ialanthilïan

Bueno... Ahora viene la parte confidencial, el "top secret" de Acuarïe: El entrenamiento al cual me sometí con Atlantia de mentora para controlar mis poderes y saber cómo usarlos. Juré que no revelaría nada sobre él y debo de mantener mi promesa, lo único que puedo decir que fue increíble, magico, impresionante... Me sentí muy a gusto conmigo misma y, sobre todo, con Mireia, me ayudaba en todo lo que podía, pero sin salir jamás de nuevo como cuando había aparecido en mi cuerpo ante Atlantia, la primera noche que pasé en Acuarïe. 
Aprendí a manejar mis poderes tal y como lo hacía Mireia cuando... Bueno, cuando tenía un cuerpo propio. A veces, caía rendida ante tanto entrenamiento y al día siguiente no podía casi moverme, ahí Mireia también ayudaba mucho, parecía transmitirme parte de su fuerza y voluntad. En el fondo, estaba bien haberla conocido, yo estaba muy agradecida con ella y, aunque nunca lo dije en voz alta, estaba segura de que ella lo sabía... ¡Pirañas! Estaba dentro de mí, compartía sentimientos y emociones con mi verdadero 'yo'.
Tan sólo puedo decir que tardé varios meses en dominar medianamente bien mis poderes (aún todavía hoy los estoy refinando, como se suele decir) como para poder salir de Acuarïe a Ialanthilïan, y aquí comienza mi parte favorita de la historia, la acción.

Espero que recordéis que, al principio, os hablé de que en Acuarïe, había una especie de templo griego con columnas de mármol blanco que reflejaban la luz del sol, yo nunca había entrado allí, nunca hasta esa tarde, cuando Atlantia me llamó para comunicarme algo muy importante.
Estaba sentada en la sala principal, la mayor y más majestuosa sala de su palacio, en un trono de piedra de color azul oscuro que, al principio, me dio mala impresión, no sé por qué, pero, al verlo, creí vislumbrar la sombra de un recuerdo fugaz en mi mente... ¿O tal vez en la de Mireia? Creí vislumbrar pena, rabia, indignación... Creí escuchar el susurro de una voz en mi oído: "Antigua, yo soy la antigua..." Un escalofrío me recorrió la espina dorsal y, aunque la sala estaba iluminada bellamente a través del techo de cristal, parecía que los rayos del sol se resistían a tocar aquel trono, y los que lo hacían, parecían desvanecerse lentamente, consumiéndose... La voz de Atlantia, afortunadamente, me sacó de mis sombríos pensamientos:
-Bueno, Aqua, creo que has progresado bastante, aún te queda mucho por aprender pero hay que reconocer que eres inteligente y creo que eso te vendrá muy bien porque, como dice ese refrán nemhirie: "Más vale maña... que... que... ¿puerta? ¿tuerta?" 
Yo sonreí para mis adentros y dije:
-Más vale maña que fuerza, majestad.- Parecía que Atlantia no dominaba aún el lenguaje nemhirie, al menos, lo intentaba, mientras que ella me enseñaba a luchar, yo le mostraba algo de los nemhiries.
-¡Eso! Gracias, Aqua. "Más vale maña que fuerza", "más vale maña que fuerza"...-repitió, en voz baja, luego continuó.- Bueno, pues creo que estás preparada para salir de Acuarïe y conocer el resto de Ialanthilïan.
Debí poner tal cara de susto y sorpresa que enseguida añadió, sonriendo:
-No te preocupes, yo estaré contigo. Nuestro mundo es un gran mundo, lleno de gente de todas clases... ¡Oh!- Atlantia pareció acordarse de algo importante.- Una cosa importantísima si quieres integrarte y sobrevivir en Faerie, jamás, y repito, jamás, te dirijas a nadie con la palabra "hada", es un insulto para nosotros que nos llamen así.
-¿Entonces?- no podía creérmelo, me había pasado toda mi vida insultando a estos seres alados llamándoles "hadas".
-Nosotros nos hacemos llamar "Pueblo Bello" o "Bella Gente".
Memoricé el nombre y, después, seguí a Atlantia fuera de la sala, de verdad, os juro que sentí como si me quitaran un peso de encima cuando dejé de ver el trono, qué horror.

Seguí a Atlantia hasta el templo griego y, una vez allí, caminamos entre dos grandes columnas de la entrada para pasar a una gran sala oscura tan sólo iluminada por una luz turquesa que desprendía un pequeño lago (¡Sí! Un lago bajo el agua como si estuviera en tierra seca) que había en el centro de la gran sala. Las paredes estaban decoradas con más dibujos como los que se reflejaban en el suelo en el pasillo del palacio, parecían querer salir de las paredes de mármol y atraparme en sus desconocidos mundos. Atlantia me llevó hasta el lago y, juntas, observamos las aguas sin fondo hasta donde nos alcanzaba la vista, unos pececillos de colores nadaban en él y mi reina murmuró:
-Ilanthilïan está dividido en seis mundos: Acuarïe, nuestro hogar, el reino de las tranquilas y bellas aguas, Ithirïe, reino de los densos bosques y las pirámides, Lunarïe, reino de la noche perpetua, su antagonista, Solarïe, el reino de los seis soles y el día perpetuo, Airïe, el reino del dulce y fresco aire, y Firïe, el reino del fuego. Este era antes el Reino Blanco, el reino de la nieve pura y fría, y se está transformando en el reino del fuego, pero esta es una larga historia- miré de nuevo al lago y conté que, extrañamente, había cinco peces, cada uno de un color distinto.
Atlantia calló, supuse que fue para, una vez más, dar emoción y dijo: 
-Ahora, Aqua, vamos a viajar desde Acuarïe a alguno de estos reinos, el Lago de la Ida es caprichoso y vulnerable, así que no sé dónde nos puede enviar.- "Gracias, eso me tranquiliza" pensé, irónica.- Cuando yo te diga, salta al lago, quédate quieta y, pase lo que pase, no abras los ojos. 
Yo asentí, nerviosa y coloqué un pie más adelantado que el otro, para poder lanzarme al agua mejor. Vi cómo Atlantia hacía aparecer su máscara de la nada y yo le miré, interrogante:
-Tú puedes respirar aquí, en Faerie y en el mundo nemhirie, pero yo no.- Claro, ella era acuarïe por completo, no tenía nada de nemhirie, aunque eso de ser medio nemhirie en los poderes no influía positivamente, en el tema de la respiración sí. No todo iba a ser malo.
La reina de Acuarïe se terminó de colocar la máscara y dijo:
-Ahora.
Me impulsé hacia delante y caí en el lago limpiamente, casi sin salpicar, cerré los ojos y sentí las ondulaciones del agua junto a mí, Atlantia ya estaba dentro también. Cerré los ojos y comencé a sentir los pequeños peces nadar a mi alrededor, la luz del lago pareció aumentar de intensidad y yo cerré los ojos con más fuerza. 
De repente, sentí un roce en mi mejilla y la luz me tragó.

Desperté con los cantos de los pájaros que rasgaban el aire y casi me cegué cuando abrí los ojos y el sol se reflejaron en ellos. Parpadeé hasta que mis ojos se acostumbraron a la claridad y me incorporé sobre los codos, encontrándome de cara con una gruesa raíz de un gran árbol que se hundía en la tierra fuertemente, se agarraba a ella. Me apoyé en la raíz y me senté con la espalda pegada a ella, preguntándome dónde me encontraba. A mi alrededor, árboles grandes de gigantescos troncos se elevaban sobre la tierra y los rayos del sol se reflejaban en el suelo y en el gran lago en cuya orilla me había despertado. 
Sobre mí, se extendía un gran cielo anaranjado de atardecer y, de repente, comencé a escuchar una voz femenina que cantaba un poco más allá. Me miré en el reflejo del lago, curiosamente, extrañamente y por alguna razón sin explicación, no estaba mojada, sino que mi ropa, un vestido de tirantas al estilo griego blanco-azulado, estaba complemente seca, como si jamás hubiera estado en un mundo submarino nadando en él como quien va tan tranquilo por su casa. 
Me dirigí hacia la voz y, un poco más dentro del bosque vi a una mujer vestida con una falda larga hecha de algún material muy fino y un top del mismo material que recogía frutos de un árbol. Tenía un pelo precioso negro e iba descalza, al igual que yo. Estaba de espaldas a mí y yo dije:
-¡Hola! ¿Puedes ayudarme?
La pobre mujer dio tal respingo que se le cayó la cesta y todo su contenido rodó por el suelo. Se dio la vuelta, me miró con unos grandes ojos oscuros y dijo:
-Vaya... qué susto... Hola, ¿quién eres?
En ese instante, me acordé de Atlantia, ¿dónde estaba? ¿Qué haría ella? ¿Revelaría su verdadera identidad si fuera yo? "Menos mal que iba a estar conmigo" de nuevo, la fantástica ironía... Finalmente, decidí optar por lo fácil:
-Me llamo Aqua, pero no sé cómo he venido a parar aquí, estaba paseando por la playa cuando de repente, he aparecido aquí- media verdad, media mentira. Me agaché y comencé a recoger la fruta, dejándola en la cesta, la mujer se agachó también y dijo, sonriendo:
-Entonces, tranquila, no eres la primera que apareces así porque sí aquí. Les pasa a varios nemhiri... esto... humanos...- ¡Claro! Podría seguir manteniendo mi papel de humana, podría hacerlo, sólo hasta que consultase a Atlantia. Fue ella quien me dijo que muchos humanos entraban en Faerie queriendo o sin querer (la mayoría sin querer), sólo estando en el momento y sitio adecuados.
-Vaya...- fingí sorpresa y dije.- Entonces, ¿dónde estoy?
La mujer terminó de recoger la última fruta y, cogiendo la cesta, se puso en pie, yo con ella. Me miró y dijo:
-Estás en Ialanthilïan, mundo de la "Bella Gente", concretamente en uno de los seis reinos de lo componen: Ithirïe.

Continuará...

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